Gamificación: el juego como herramienta educativa

¿A quién no le gusta jugar? ¿Quién quiere pasarlo bien?

Pocas veces recibimos respuestas  negativas a estas preguntas. Por esta razón, incorporar el juego en nuestras tareas diarias puede ser una solución a la falta de motivación.

Desde siempre se han intentado hacer más llevaderas las tareas rutinarias con la introducción de actividades lúdicas. Sin embargo, no fue hasta el año 2008 cuando apareció por primera vez el concepto de gamificación.

Así, la gamificación no es nada más que la introducción del juego en actividades como el trabajo, el ocio o la educación, el tema que nos ocupa.

Mucho se ha hablado del bajo rendimiento escolar de los alumnos y alumnas. Se han dado muchas razones para este hecho y una de las más escuchadas y escritas es la de “la falta de motivación”. La gamificación puede ser un buen método para intentar minimizar este factor, y en este artículo detallamos 5 puntos para comprender esta metodología.

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¿A quién no le gusta jugar? ¿Quién quiere pasarlo bien?

Pocas veces recibimos respuestas  negativas a estas preguntas. Por esta razón, incorporar el juego en nuestras tareas diarias puede ser una solución a la falta de motivación.

Desde siempre se han intentado hacer más llevaderas las tareas rutinarias con la introducción de actividades lúdicas. Sin embargo, no fue hasta el año 2008 cuando apareció por primera vez el concepto de gamificación.

Así, la gamificación no es nada más que la introducción del juego en actividades como el trabajo, el ocio o la educación, el tema que nos ocupa.

Mucho se ha hablado del bajo rendimiento escolar de los alumnos y alumnas. Se han dado muchas razones para este hecho y una de las más escuchadas y escritas es la de “la falta de motivación”. La gamificación puede ser un buen método para intentar minimizar este factor, y en este artículo detallamos 5 puntos para comprender esta metodología.

La gamificación se puede aplicar en la educación

1.- La gamificación cambia el enfoque del estudiante

Aristóteles ya nos habló del carácter medicinal del juego, ya que “ayuda a compensar la fatiga producida por el trabajo”. Después de un largo día de clases es distinto pensar en la lección de tecnología que tengo que trabajar a pensar en el juego online que tengo con mis compañeros de clase, por ejemplo.

El juego nos acompaña desde que somos pequeños. Empezamos nuestro aprendizaje jugando, curioseando con objetos que descubrimos, obteniendo “premios” al portarnos bien, es una manera de reconocer el trabajo bien hecho. Introducir una metodología lúdica en nuestra vida alargaría esta forma de aprender.

2.- La gamificación consolida los conceptos en el aula

La gamificación también ayuda en la temporalidad de las actividades. Una clase o lección tradicional tiene un límite de atención por parte del estudiante, mientras que el bombardeo de información es continuo. Con la gamificación la atención no tiene que ser un factor tan limitante. La recepción de la información es más suave ya que no solo se “trabaja”, también se juega. Al intercalar la información con el juego el alumnado puede sedimentar mejor los conceptos.

3.- La gamificación no tiene porqué estar ligada a las TIC

No es necesario que una actividad educativa tenga elementos de alta tecnología para poder adaptarse a una metodología gamificadora. Para educar con un cierto nivel de gamificación, sólo es necesario imaginación para introducir elementos lúdicos que ayuden en el aprendizaje.

Así, se han desarrollado actividades gamificadas sin la necesidad de desarrollar aplicaciones digitales. Un ejemplo muy conocido de una actividad con elementos de gamificación es Zombie-Based Learning. En esta actividad de aprendizaje basado en proyectos se estudia geografía con ayuda… ¡de los zombies!

4.- No todo el grupo reacciona igual ante el juego

Debemos conocer que cada uno de los alumnos y alumnas ve el juego de maneras diferente. Así, según Richard Bartle (Investigador de juegos y  autor de “Designing Virtual Worlds”), todos los jugadores se pueden clasificar en 4 tipos, con unos objetivos dentro del juego muy definidos:

  • Los ambiciosos buscan la victoria. Por lo tanto, su máximo objetivo es conseguir el premio. Para motivar a estos alumnos durante toda la actividad educativa, pues, el profesorado deberá dar premios a medida que se consiguen objetivos. Hay que tener en cuenta que los premios no tienen porqué ser elementos sin valor educativo (como medallas o escudos): el profesorado puede premiar con documentos especiales o salidas a museos o instalaciones para obtener mayor información.
  • Los triunfadores tienen la idea de conseguir estatus dentro del grupo y buscan su satisfacción personal alcanzando los objetivos marcados en el juego. Así, la mejor motivación para ellos es que el profesorado marque hitos durante la actividad educativa y diseñe un sistema de logros.
  • Los sociables disfrutan iniciando nuevas relaciones de estudio con sus compañeros o con gente nueva. Así, una buena manera de motivar a estos alumnos es introduciendo chats, videoconferencias, reuniones…
  • Los exploradores desean descubrir cosas nuevas, aprender nuevos conceptos y disfrutar de la actividad en sí. A estas personas se les debe motivar con hitos complejos, como  “bonus” extra por realizar tareas o experimentos más complicados.

En definitiva, el profesorado tiene que pensar en cada una de estas motivaciones para realizar una actividad educativa gamificada que consiga involucrar al grupo durante todo el juego.

5.- La gamificación es una metodología, no un objetivo

De todos modos tampoco debemos olvidar la finalidad de la propuesta didáctica. Estamos hablando de actividades educativas, así que no dejemos que el árbol de la diversión nos tape el bosque del conocimiento.

2 Comentarios

Maria

Muy interesante esta metodología. Está claro que a todos nos gusta jugar y de hecho el juego es la base del aprendizaje temprano. Es una pena que cuando nos vamos haciendo mayores se deje de jugar, pensando que es solo para niños.
A ver si nos esforzamos y jugamos más!!

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Francesc

Hola María. Pues la verdad es que tienes toda la razón. Deberíamos jugar más! De hecho he encontrado juegos que gamifican incluso tu vida social, la salud, los amigos…tampoco debemos exagerar pero la gamificación está aquí y ha llegado para quedarse.

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