La innovación de lo inamovible

Quién no ha oído en boca de nuestros padres y abuelos expresiones cómo, “En mis tiempos sí que se estudiaba” o “Antes sí que se trabajaba, no ahora”…

Estamos en una sociedad que crece y cambia a ritmo acelerado. Cambian las ciudades, cambian las necesidades de los ciudadanos, cambian los puestos de trabajo, cambian los mecanismos sociales y las leyes pero, hay cosas que parece imposible que cambien o que lo hacen de forma muy sutil y a ritmo de caracol.

Entre ellas, destaca la educación. Una institución como los colegios que son esenciales en la salud de un país, parece que en los últimos tiempos pierden posiciones en la lista de “cosas importantes a tener en cuenta e innovar”.

Sobre este aspecto, asistimos al Acto de inauguración del curso escolar 2014-2015  de Cerdanyola de Vallès (Barcelona), donde el profesor Jaume Cela explicó su punto de vista.

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Quién no ha oído en boca de nuestros padres y abuelos expresiones cómo, “En mis tiempos sí que se estudiaba” o “Antes sí que se trabajaba, no ahora”…

Estamos en una sociedad que crece y cambia a ritmo acelerado. Cambian las ciudades, cambian las necesidades de los ciudadanos, cambian los puestos de trabajo, cambian los mecanismos sociales y las leyes pero, hay cosas que parece imposible que cambien o que lo hacen de forma muy sutil y a ritmo de caracol.

Entre ellas, destaca la educación. Una institución como los colegios que son esenciales en la salud de un país, parece que en los últimos tiempos pierden posiciones en la lista de “cosas importantes a tener en cuenta e innovar”.

Sobre este aspecto, asistimos al Acto de inauguración del curso escolar 2014-2015  de Cerdanyola de Vallès (Barcelona), donde el profesor Jaume Cela explicó su punto de vista.

Tal como comentó durante su ponencia, denominada Lo que necesitamos preservar, “los colegios son las únicas instituciones en las que estamos obligados a estar durante 10 años”. Solo por este hecho, tendríamos que ser capaces de innovar y cambiar la educación hacia nuevos horizontes más eficientes.

Para poder poner en marcha esta “revolución” que pide nuestro sistema educativo, debemos estar atentos a una serie de fenómenos que ocurren en nuestra sociedad y que profesionales como Jaume Cela o Sir Ken Robinson han ido mencionando a lo largo de sus intervenciones:

  • La escuela ha perdido el rol de ser la única institución de transmisión del conocimiento. Ahora se educa a nuestros jóvenes desde muchos frentes: televisión, internet, familia, amigos, sociedad…
  • La inmigración es un gran reto para la educación ya que descentraliza nuestra manera de educar. No solo educamos a chicos y chicas de nuestro entorno, también vienen niños y niñas de todas partes del mundo, obligándonos a adaptar nuestra educación.
  • Hay un enorme crecimiento de las desigualdades sociales. Las diferencias económicas se acentúan de forma alarmante y eso repercute en las oportunidades de nuestros chicos y chicas.
  • La incursión de las redes sociales a la vida cotidiana de nuestros alumnos y alumnas.

Estos puntos se deben tener en cuenta para poder tener una educación acorde con nuestra sociedad y los cambios que sufre.

No es lo mismo enseñar matemáticas ahora que hace 50 años, aunque 2+2 sigan siendo 4

"Black Sheep vs White sheep", de Leon Riskin (Flickr)

“Black Sheep vs White sheep”, de Leon Riskin (Flickr)

La educación que recibieron nuestros abuelos no difiere mucho de la que recibieron nuestros padres. Pero si la comparamos con la que están recibiendo nuestros hijos, son como la noche y el día. Cambios, cambios y más cambios hacen evolucionar a la sociedad, y la educación debe ayudar a nuestros chicos y chicas a adaptarse a esta montaña rusa.

El hecho de que hayan tantos cambios en nuestro mundo implica un continuo dinamismo, pero también una estabilización y asentamiento de una serie de conceptos que son inamovibles. Unas bases que ayudan a que estos cambios se produzcan de forma ordenada y eficiente.

Heráclito, Parménides y un río

Para ejemplificar esta idea, Jaume Cela nos hablaría de Heráclito y Parménides, filósofos griegos con dos puntos de vista muy diferentes. Mientras que Heráclito siempre tenía en cuenta lo cambiante de las cosas, Parménides era todo lo contrario, ya que postulaba que siempre se debían considerar todo lo que se mantenía.

Este contraste se visualizaba cuando hablaban del río del pueblo. Heráclito mantenía que ese río jamás era el mismo, ya que cambiaba de forma, agua, corriente, temperatura… mientras que Parménides se cuestionaba que si nunca era el mismo río, ¿por qué la gente lo reconocía siempre como el mismo?. Deberían haber una serie de elementos que se mantienen para que la gente lo reconociera como el río del pueblo.

Algo similar ocurre con la educación: sin duda se deben hacer muchos cambios para seguir la corriente de nuestros tiempos, pero algunos aspectos deben mantenerse

Así, tan importantes son los elementos a cambiar, como aquellos que debemos conservar para poder mantener la calidad de nuestras acciones educativas. ¿Cuáles son esos aspectos estabilizadores que se mantienen en el tiempo?

  • La acogida. Siempre que queramos educar debemos acoger sin excepciones. Acoger a todos los chicos y chicas vengan de donde vengan y tengan las ideas que tengan, ya que la educación es esencial para todo el mundo.
  • Mostrar todo. Al educar debemos mostrar todas las opciones y no solo las que nosotros consideramos mejores o que más convienen al alumno. Debemos darle una idea global y completa para que él o ella puedan crear su propia respuesta a los hechos.
  • Acompañar. Educar es acompañar y no dirigir a los jóvenes hacia nuestras propias metas o lo que nosotros consideramos mejor. Si un alumno quiere ser futbolista debemos ayudarle a conseguir su sueño pero sin dejar de mostrarle otras opciones, y haciéndole ver cómo es el mundo en el que se quiere adentrar.
  • Escuchar. Debemos escuchar a los alumnos ya que es a ellos a quien debemos ayudar a crear su camino.

La educación es uno de los pilares que hacen que la sociedad avance y evolucione hacia nuevos estados de mayor eficiencia y consciencia. Pero no solo se trata de cambiar cosas y hacerlas nuevas, se trata de pensar qué queremos cambiar y si al cambiarlo seguirá siendo lo mismo: el mismo río con aguas distintas.

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