Si echamos un vistazo a las aulas de hoy en día, y siempre desde una generalización, puede parecernos que no han evolucionado demasiado en los últimos cincuenta años. Sigue predominando el convencimiento de que la mejor manera de aprender es leyendo una lección en un libro de texto o escuchando al profesor en clase. Del mismo modo, la mejor manera de demostrar que hemos aprendido algo, parece ser el saber contestar a unas preguntas en un examen. La experiencia, sin embargo, nos demuestra que este modelo no sólo conduce a un conocimiento superficial (al conocido “vomitar” los conceptos “memorizados” “para” el examen) sino que, además, sólo es útil a un determinado perfil de alumno.
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Si echamos un vistazo a las aulas de hoy en día, y siempre desde una generalización, puede parecernos que no han evolucionado demasiado en los últimos cincuenta años. Sigue predominando el convencimiento de que la mejor manera de aprender es leyendo una lección en un libro de texto o escuchando al profesor en clase. Del mismo modo, la mejor manera de demostrar que hemos aprendido algo, parece ser el saber contestar a unas preguntas en un examen. La experiencia, sin embargo, nos demuestra que este modelo no sólo conduce a un conocimiento superficial (al conocido “vomitar” los conceptos “memorizados” “para” el examen) sino que, además, sólo es útil a un determinado perfil de alumno.
Todo cambia si empezamos a considerar que se puede enseñar de muchas maneras distintas. Del mismo modo, se puede demostrar lo aprendido de múltiples formas diversas. Igual así, podemos conseguir un conocimiento más profundo y permanente y además que la educación llegue a todos los alumnos que tenemos en el aula sin excluir a ninguno. En eso, precisamente, consiste educar desde las Inteligencias Múltiples.
Howard Gardner, de talentos a Inteligencias Múltiples
Un niño que saca dieces en clase es inteligente. En cambio, el que arrastra asignaturas de un año a otro o repite curso, no lo es.
Aunque no estemos plenamente de acuerdo con estas dos afirmaciones, es necesario reconocer que tradicionalmente, hemos relacionado la inteligencia con el rendimiento académico. La historia sin embargo, no parece opinar del mismo modo. Porque en ese caso, estaríamos llamando “tontos” a grandes genios que en su día fueron un fracaso escolar: Albert Einstein, Stephen Hawking, Winston Churchill, Thomas Edison, Giuseppe Verdi, Pablo Picasso, Honoré de Balzac e incluso, Bill Gates.
En 1983 irrumpió en escena Howard Gardner (Scranton, Estados Unidos, 1943 – …), investigador, psicólogo y profesor, proponiendo un nuevo modelo de inteligencia. Para Gardner, la inteligencia se define como la capacidad de resolver distintas situaciones difíciles buscando soluciones acertadas y siendo capaz de crear e inventar cosas nuevas.
Gardner transformó lo que se llamaba hasta el momento talentos o habilidades y lo definió como Inteligencias. De este modo, todos poseemos multiplicidad de Inteligencias y son éstas las que determinan nuestro modo de conocer y relacionarnos con la realidad que nos rodea, lo que implica también. Estamos hablando, también, de nuestro modo de aprender.
Las ocho Inteligencias Múltiples
Howard Gardner definió ocho tipos de Inteligencias que todos poseemos en mayor o menor medida. En algunos análisis, se hablar de siete inteligencias, ya que hay una de ellas, la Inteligencia Emocional, que se desglosó posteriormente en dos (Interpersonal e Intrapersonal).
Estas ocho Inteligencias serían:
- Inteligencia Lingüístico-Verbal: habilidad para utilizar el lenguaje oral y escrito para informar, comunicar, persuadir, entretener y adquirir nuevos conocimientos.
- Inteligencia Lógico-Matemática: capacidad para construir soluciones y resolver problemas, así como estructurar elementos para realizar deducciones.
- Inteligencia Intrapersonal: incluye nuestros pensamientos y sentimientos: autorreflexión y autopercepción de nosotros mismos.
- Inteligencia Interpersonal: incluye la habilidad para formar y mantener relaciones y asumir varios roles dentro del grupo.
- Inteligencia Visual-Espacial: consiste en la habilidad de pensar y formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones.
- Inteligencia Musical: habilidad para entender o comunicar las emociones y las ideas a través de la música. Se refiere tanto a la capacidad de componer como de interpretar.
- Inteligencia Cinestésica: capacidad para utilizar el propio cuerpo para realizar actividades y resolver situaciones.
- Inteligencia Naturalista: aglutina todas aquellas habilidades de observación, planteamiento y comprobación de hipótesis que llevan a las personas a comprender el mundo natural.
¿Cómo introducir las Inteligencias Múltiples en la educación?
Entre estas ocho inteligencias, tradicionalmente las escuelas han dado prioridad a la Inteligencia Lingüístico-Verbal y Lógico-Matemática. Ello ha llevado a dejar de lado aquellos alumnos que no poseen en gran desarrollo estas dos inteligencias. En cambio, pueden tener un gran potencial en algunas de las otras seis, y no por ello deben ser tenidos por malos alumnos.
Así pues, enfocar una materia en clase teniendo en cuenta las distintas Inteligencias Múltiples nos permite esencialmente dos cosas:
- Garantizar un conocimiento más profundo y permanente por parte del alumno, ya que se trata un tema desde distintas vertientes
- Llegar a todos y cada uno de los alumnos, incidiendo en su Inteligencia predominante, como si de una clase personalizada se tratara, sin renunciar a dar una clase en grupo
La enseñanza desde las Inteligencias Múltiples nos lleva a diseñar las clases de una manera transversal y pluridisciplinar.
A muchos les parecerá que estamos hablando de una revolución en el modelo de enseñanza, al menos para la mayoría de escuelas. Pero no hay que asustarse. La aplicación de las Inteligencias Múltiples en el aula no tiene un único modelo, puede ser personalizada y flexible: cada centro la puede adaptar en la medida en que le sea más cómodo.
Estaríamos hablando desde trabajar por proyectos, implicando en ellos a todo el claustro (sería un máximo), hasta repensar la lección del temario que nos toca impartir teniendo en cuenta las distintas capacidades o Inteligencias Múltiples.
No hay opciones mejores y peores, cada profesor conoce su clase, su centro y sus posibilidades. Sólo hay dos cosas imprescindibles: voluntad e imaginación. Podemos leer de nuevo el listado de Inteligencias Múltiples y pensar en qué manera se podría potenciar cada uno de los aspectos desde la materia que impartimos.
Te invitamos a leer nuestro artículo con ejemplos prácticos en la aplicación de las Inteligencias Múltiples en la clase de ciencias.
Ya para acabar, os dejamos este vídeo donde el mismo Howard Gardner explica el por qué de su teoría de las Inteligencias Múltiples y sus ventajas en su aplicación en la enseñanza:
Estoy totalmente de acuerdo. Pienso que realizar exámenes no enseña a los alumnos nada, ya que como muy bien se dice en esta entrada al blog, lo único que hacen es vomitar lo aprendido, y olvidarlo rápido. También pienso, y desde mi experiencia personal que no eres más inteligente por sacar mejores notas. Yo por ejemplo no obtengo notas destacadas en los exámenes, ya que no se me da bien aprenderme las cosas de memoria y vomitarlas después, en cambio a la hora de hacer un trabajo, la nota cambia, ya que este implica “buscarse la vida”, a la hora de encontrar la información necesaria para hacerlo tienes todo a tu disposición, hay que saber utilizar la información que tenemos y saber aplicarla a lo que necesitamos de manera efectiva. Pienso que no hace falta aprenderse 100 formulas para ser mas bueno en matemáticas, hace falta saber usar esas formulas , que puedes encontrar en cualquier libro, y para que usarlas. Al fin y al cabo en la vida laboral, no nos podrán exámenes. Tenemos que enseñar a los niños a usar los soportes educativos que tienen, saber recabar información y que empleen sus múltiples inteligencias en entender, emplear, redactar y sentirse orgulloso de lo hecho.