El papel de los premios en la educación

¿Aprender es un objetivo por sí mismo? ¿Pueden los premios intervenir en el proceso de aprendizaje?

Con motivo de la celebración de la entrega de premios del concurso PlayEnergy, y de apreciar la calidad de los proyectos presentados, hemos creído apropiado dedicar un artículo para analizar la utilidad y el valor que los concursos y los premios pueden aportar al aprendizaje en el aula.

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¿Aprender es un objetivo por sí mismo? ¿Pueden los premios intervenir en el proceso de aprendizaje?

Con motivo de la celebración de la entrega de premios del concurso PlayEnergy, y de apreciar la calidad de los proyectos presentados, hemos creído apropiado dedicar un artículo para analizar la utilidad y el valor que los concursos y los premios pueden aportar al aprendizaje en el aula.

Seguramente, muchas de las tareas rutinarias que realizamos durante la adolescencia no se caracterizan por ser motivantes. Ejemplos hay a montones: estudiar, mantenernos en forma, comer de manera saludable… Definitivamente, siempre hay opciones más atractivas, sencillas y menos sacrificadas.

En muchas metodologías educativas, como la gamificación, se establecen competiciones, objetivos o premios para generar una motivación extra que haga aumentar el interés al alumnado. Sin embargo, estas opciones  pueden ser un arma de doble filo.

Así pues, la utilización de premios como instrumento para recompensar los mejores proyectos o trabajos, individuales o de equipo, buscan una motivación que puede estar ausente durante el proceso de desarrollo.

Y es que no debemos olvidar que en el aula nos encontramos con diferentes tipos de alumnos y alumnas que reaccionarán de manera diferente delante de cualquier tarea. Así, su motivación se deberá buscar con diferentes estrategias, entre las cuales se encuentra el premio.

Sin embargo, desde mi punto de vista el premio es una opción válida siempre que ayude a cumplir la finalidad real del proyecto: aprender. El premio debe formar parte del aprendizaje, ensalzar el trabajo hecho para llegar al objetivo final.

En algunas ocasiones los premios no están bien enfocados y consiguen que los alumnos se desvivan por conseguir esa consola, ese viaje, ese dinero, ese ordenador… sin tener en cuenta el camino para llegar a ellos. Si el premio no guarda ninguna vinculación con el proyecto, parte del alumnado sólo se enfocará en ese logro, obviando el proceso de aprendizaje y buscando formas para llegar al final de la manera más rápida y fácil posible.

Sin embargo, cuando el premio guarda relación con el proyecto realizado en el aula, la recompensa potencia el aprendizaje. En el caso del concurso PlayEnergy, por ejemplo, los grupos han podido celebrar una jornada en Roma que les ha permitido conocer los diferentes puntos de vista del resto de representantes de otros países sobre las ciudades inteligentes, así como relacionarse con todos ellos mientras participaban en jornadas de juegos y actividades sobre energía. Así, para poder disfrutar plenamente del premio han podido utilizar lo que han aprendido durante el proceso de elaboración del proyecto.

La gala PlayEnergy fue el premio para el grupo de alumnos del Colegio Tío Jorge

En definitiva, debemos tener en cuenta cómo intervendrá e influirá la recompensa en el proceso de aprendizaje antes de establecer un premio en el aula. De esa manera, conseguiremos que el alumnado considere el premio como el último paso del proyecto, no como simplemente un logro independiente.

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