El patio es una herramienta educativa

Me acuerdo cuando sonaba el timbre al finalizar la clase. El profesor/a acababa unos minutos tarde pero daba igual, mi cabeza ya estaba pensando en salir al patio y mis manos agarraban el bocadillo envuelto en papel de plata (sí, lo sé…el papel de la plata no es la mejor de las opciones pero en esas épocas no había tanta conciencia ambiental).

“Muy bien chicos. Levantaos y poneos en fila para bajar al patio”. Menuda se armaba. Ruido de sillas al arrastrarse, mesas apartadas para llegar antes, cremalleras de mochilas… La fila se hacía en un santiamén, no sin antes escuchar reclamaciones del estilo “Señu!!! Yo iba primero/a!!!”

Bajábamos las escaleras planeando ya, lo que haríamos al llegar al patio. En mi caso estaba claro, fútbol (hasta llegar a séptimo de EGB que me pasé al baloncesto). “Me pido último de portero!”,”Yo prímens!!”… Era habitual oír esas cosas mientras la profesora nos decía que vigiláramos al bajar las escaleras y que todavía no podíamos comer el bocadillo, que esperáramos a salir al patio.

Estas escenas se repiten hoy en día. Parece que no haya pasado el tiempo para esos 25min de recreo mañanero. Desde hace ya algunos años ha habido gente que ha empezado a plantearse cómo juegan los niños y niñas durante el recreo y qué opciones les da el propio colegio. Está claro que el protagonista del recreo sigue siendo el deporte rey pero hay muchos chicos y chicas que no les gusta y prefieren gastar esos minutos de “libertad” en otro tipo de juegos o pasatiempos. ¿A qué juegan los niños y niñas en el recreo?¿Qué pueden hacer si no quieren practicar algún deporte?¿Tienen otras opciones en el mismo patio?¿Qué marca la ley escolar en ese punto?

Hay muchas cuestiones a tratar. Muchas preguntas que contestar y muchos datos que recoger.

Niños jugando a fútbol

Niños jugando a fútbol

Hace muy poco llegó a mis manos un artículo que hablaba precisamente sobre esta situación. El artículo lo encontré en El Periódico, estaba escrito por María Jesús Ibáñez y el título es bastante claro “Las escuelas transforman los patios para acabar con la dictadura del balón”.

La verdad es que el recreo es una parte de la educación que siempre se ha mantenido como a parte. Es como si fuera una seta en medio de una llanura de césped recién cortado. Está ahí, se ve desde todos los puntos pero nadie se pone a cuidarlo.

El planteamiento que me vino a la cabeza fue el siguiente, ¿es el recreo otro espacio más en la educación que reciben nuestros jóvenes o bien es un paréntesis para su desarrollo personal sin nadie que los dirija?

Está claro que haciendo cualquier cosa acabas aprendiendo. Todo lo que hacemos nos otorga experiencia y eso al fin y al cabo es aprendizaje. Si jugamos al fútbol trabajaremos aspectos físicos pero también elementos sociales como la relación en grupo, la empatía, la generosidad, el saber compartir… Todas esas experiencias se pueden trabajar desde muchos otros juegos, la pregunta es si en el colegio se les dan esas otras opciones. Y la pregunta que riza el rizo es, al menos para mi, ¿debemos dirigir los juegos en el recreo para que los niños y niñas aprendan?

En otra ocasión abordamos un tema similar en el artículo “Vacaciones de aprender”. Aquí se plantea un tema parecido, ¿es necesario que nuestros jóvenes estén siempre en proceso de aprendizaje dirigido por los adultos? Puede que esos espacios de tiempo en los que ellos son los reyes y hacen lo que ellos deciden también sean importantes para luego tener la mente más abierta y despejada a lo que les llegará desde sus profesores.

Por el contrario, poder dirigir los juegos de nuestros alumnos/as durante el recreo nos puede dar una oportunidad de trabajar con ellos aspectos más cotidianos y menos académicos y al mismo tiempo establecer relaciones distintas. Que aprendan que un profesor/a en el aula puede ser distinto a la misma persona fuera del centro escolar.

Dicho esto, la pregunta que se me planteó al acabar de leer el artículo fue, ¿les damos oportunidad de elección en el recreo? Según un estudio que se ha hecho desde la Fundació Jaume Bofill, no todos los colegios tienen las capacidades para ofrecer esas opciones a sus alumnos en el recreo.

Por ley, los colegios deben tener una pista polideportiva en la que quepa una pista de fútbol y dos de baloncesto. Ahí tenemos una parte de los alumnos entretenidos pero y el resto. Suelen verse marginados en los márgenes de la cancha jugando a lo que sea que les venga a la cabeza. Hay colegios en los que hay juegos pintados en el suelo, otros tienen la suerte de tener una parte de bosque en sus instalaciones, otros tienen zona de juegos como toboganes, columpios… Sea como sea, lo importante es que los chavales tengan opciones de juego para poder expresarse libremente. ¿Debe haber un equipo de monitores para jugar con ellos?¿Deben estos monitores vigilarlos o deben jugar con ellos?

Me parece un debate de lo más apasionante. ¿Hasta dónde debemos intervenir en el recreo de los alumnos/as?

Digamos lo que digamos siempre habrá diversidad de opiniones y todas deben ser escuchadas y valoradas… y ahora que lo pienso, ¿alguien ha preguntado a estos chicos y chicas qué prefieren? Puede que esta debiera ser la opinión a tener más en cuenta.

Me acuerdo cuando sonaba el timbre al finalizar la clase. El profesor/a acababa unos minutos tarde pero daba igual, mi cabeza ya estaba pensando en salir al patio y mis manos agarraban el bocadillo envuelto en papel de plata (sí, lo sé…el papel de la plata no es la mejor de las opciones pero en esas épocas no había tanta conciencia ambiental).

“Muy bien chicos. Levantaos y poneos en fila para bajar al patio”. Menuda se armaba. Ruido de sillas al arrastrarse, mesas apartadas para llegar antes, cremalleras de mochilas… La fila se hacía en un santiamén, no sin antes escuchar reclamaciones del estilo “Señu!!! Yo iba primero/a!!!”

Bajábamos las escaleras planeando ya, lo que haríamos al llegar al patio. En mi caso estaba claro, fútbol (hasta llegar a séptimo de EGB que me pasé al baloncesto). “Me pido último de portero!”,”Yo prímens!!”… Era habitual oír esas cosas mientras la profesora nos decía que vigiláramos al bajar las escaleras y que todavía no podíamos comer el bocadillo, que esperáramos a salir al patio.

Estas escenas se repiten hoy en día. Parece que no haya pasado el tiempo para esos 25min de recreo mañanero. Desde hace ya algunos años ha habido gente que ha empezado a plantearse cómo juegan los niños y niñas durante el recreo y qué opciones les da el propio colegio. Está claro que el protagonista del recreo sigue siendo el deporte rey pero hay muchos chicos y chicas que no les gusta y prefieren gastar esos minutos de “libertad” en otro tipo de juegos o pasatiempos. ¿A qué juegan los niños y niñas en el recreo?¿Qué pueden hacer si no quieren practicar algún deporte?¿Tienen otras opciones en el mismo patio?¿Qué marca la ley escolar en ese punto?

Hay muchas cuestiones a tratar. Muchas preguntas que contestar y muchos datos que recoger.

Niños jugando a fútbol

Niños jugando a fútbol

Hace muy poco llegó a mis manos un artículo que hablaba precisamente sobre esta situación. El artículo lo encontré en El Periódico, estaba escrito por María Jesús Ibáñez y el título es bastante claro “Las escuelas transforman los patios para acabar con la dictadura del balón”.

La verdad es que el recreo es una parte de la educación que siempre se ha mantenido como a parte. Es como si fuera una seta en medio de una llanura de césped recién cortado. Está ahí, se ve desde todos los puntos pero nadie se pone a cuidarlo.

El planteamiento que me vino a la cabeza fue el siguiente, ¿es el recreo otro espacio más en la educación que reciben nuestros jóvenes o bien es un paréntesis para su desarrollo personal sin nadie que los dirija?

Está claro que haciendo cualquier cosa acabas aprendiendo. Todo lo que hacemos nos otorga experiencia y eso al fin y al cabo es aprendizaje. Si jugamos al fútbol trabajaremos aspectos físicos pero también elementos sociales como la relación en grupo, la empatía, la generosidad, el saber compartir… Todas esas experiencias se pueden trabajar desde muchos otros juegos, la pregunta es si en el colegio se les dan esas otras opciones. Y la pregunta que riza el rizo es, al menos para mi, ¿debemos dirigir los juegos en el recreo para que los niños y niñas aprendan?

En otra ocasión abordamos un tema similar en el artículo “Vacaciones de aprender”. Aquí se plantea un tema parecido, ¿es necesario que nuestros jóvenes estén siempre en proceso de aprendizaje dirigido por los adultos? Puede que esos espacios de tiempo en los que ellos son los reyes y hacen lo que ellos deciden también sean importantes para luego tener la mente más abierta y despejada a lo que les llegará desde sus profesores.

Por el contrario, poder dirigir los juegos de nuestros alumnos/as durante el recreo nos puede dar una oportunidad de trabajar con ellos aspectos más cotidianos y menos académicos y al mismo tiempo establecer relaciones distintas. Que aprendan que un profesor/a en el aula puede ser distinto a la misma persona fuera del centro escolar.

Dicho esto, la pregunta que se me planteó al acabar de leer el artículo fue, ¿les damos oportunidad de elección en el recreo? Según un estudio que se ha hecho desde la Fundació Jaume Bofill, no todos los colegios tienen las capacidades para ofrecer esas opciones a sus alumnos en el recreo.

Por ley, los colegios deben tener una pista polideportiva en la que quepa una pista de fútbol y dos de baloncesto. Ahí tenemos una parte de los alumnos entretenidos pero y el resto. Suelen verse marginados en los márgenes de la cancha jugando a lo que sea que les venga a la cabeza. Hay colegios en los que hay juegos pintados en el suelo, otros tienen la suerte de tener una parte de bosque en sus instalaciones, otros tienen zona de juegos como toboganes, columpios… Sea como sea, lo importante es que los chavales tengan opciones de juego para poder expresarse libremente. ¿Debe haber un equipo de monitores para jugar con ellos?¿Deben estos monitores vigilarlos o deben jugar con ellos?

Me parece un debate de lo más apasionante. ¿Hasta dónde debemos intervenir en el recreo de los alumnos/as?

Digamos lo que digamos siempre habrá diversidad de opiniones y todas deben ser escuchadas y valoradas… y ahora que lo pienso, ¿alguien ha preguntado a estos chicos y chicas qué prefieren? Puede que esta debiera ser la opinión a tener más en cuenta.

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