Se conoce por Revolución Científica el periodo que abarca principalmente los siglos XVI y XVII durante el cual se establecen los fundamentos de la ciencia moderna.
Dado que esta Revolución ocupa casi tres siglos e intervienen en ella muchos agentes y teorías -no sólo científicas- nosotros nos vamos a centrar en dos temas fundamentales para el momento, que quizá son algo olvidados: la astronomía y la medicina. Dividimos en dos partes este artículo sobre la Revolución Científica en la modernidad para poder desgranar de mejor modo los puntos tan importantes que sucedieron.
Actores y actuaciones
Copérnico y el heliocentrismo:
Una de las claves de la Revolución Científica es el abandono de la visión cosmogónica en la que la Tierra ocupaba el centro del Universo –geocentrismo apoyado por Ptolomeo- por una en la que los planetas se mueven en torno al Sol –sistema heliocéntrico-. Idea que, aunque también habían considerado algunos antiguos, como Astiarco o Hypatia, fue introducida con detalle por Nicolás Copérnico en el siglo XVI.
¿Dónde encontramos los antecedentes a la teoría de Copérnico? La concepción aristotélica del cosmos fue la principal fuente y punto de apoyo para la práctica astronómica precopernicana. Si bien la ciencia jugó un importante papel a finales de la Edad Media, no debe olvidarse que las fuerzas intelectuales dominantes eran teológicas. Sin embargo, las críticas a la obra de Aristóteles ofrecieron unas alternativas importantes en la preparación del camino de Copérnico. Para sus contemporáneos, la astronomía era un campo prácticamente nuevo, que fue elaborado en un clima intelectual y social muy distinto del que hasta entonces se habían enmarcado los estudios astronómicos.
Con todo, en 1512 Copérnico escribió “De hypotesibus coelestium a se constituis Commentariolus” donde ofrece los principios de la nueva astronomía. Los dos ejes centrales sobre los que giraba su teoría heliocentrista eran, en primer lugar, colocar al Sol, inmóvil, en el centro del Universo y, en segundo lugar, hacer de la Tierra un planeta más que gira en torno al Sol. Así, el nuevo universo de Copérnico quedaría construido alrededor de un sol central.
Ya Hypatia de Alejandría en el siglo IV d.C. mantuvo esta tesis heliocentrista frente a la teoría geocéntrica de Ptolomeo. La relevancia de este hecho es que parece muy posible que Copérnico leyese estos trabajos de Hypatia cuando estuvo en Florencia estudiando la obra de Ptolomeo, ya que el único ejemplar que se conservaba estaba en la biblioteca de los Médicis en dicha ciudad. Es decir, podríamos decir que la obra de Hypatia podría haber tenido una influencia directa en Copérnico y por ende en la Revolución Científica en el Renacimiento.
La revolución copernicana es considerada por los estudiosos una transformación del concepto del universo que tenía el hombre hasta aquel momento. Pero esa revolución no se limita solamente a una reforma astronómica, sino que con su publicación “The Revolution obus” se produjeron enseguida una serie de cambios radicales en la forma de comprender la naturaleza por parte del hombre, innovaciones que culminaron un siglo más tarde con Newton y su concepto del universo.
Copérnico vivió y trabajó en un periodo caracterizado por rápidos cambios de orden político, económico e intelectual que prepararían las bases de la moderna civilización europea y americana. Se convirtió en un foco de las apasionadas controversias religiosas, filosóficas y sociales.
Galileo Galilei, padre de la ciencia, eppur si muove
Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas y la primera ley del movimiento. Galileo empleó por vez primera experimentos cuantitativos con resultados analizados matemáticamente. No existía tradición alguna de métodos similares: el gran experimentador que precedía inmediatamente a Galileo, William Gilbert, no usaba un aproximamiento cuantitativo. Por todo ello, ha sido considerado como el padre de la astronomía moderna, el padre de la física moderna y el padre de la ciencia.
El empleo del telescopio por primera vez le valió para confirmar, apoyar y desarrollar la teoría heliocentrista de Copérnico. Así, descubre la rotación del Sol, en contradicción a lo expuesto por Aristóteles. Observa, además, que Venus tiene fases, como la Luna, y la forma en que aparecían las fases sólo se podía explicar desde el modelo de Copérnico.
“Doy gracias a Dios, que ha tenido a bien hacerme el primero en observar las maravillas ocultas a los siglos pasados. Me he cerciorado de que la Luna es un cuerpo semejante a la Tierra… He contemplado una multitud de estrellas fijas que nunca antes se observaron… Pero la mayor maravilla de todas ellas es el descubrimiento de cuatro nuevos planetas (cuatro satélites de Júpiter)”. Galileo Galilei.
Así, con las aportaciones de Kepler y Galileo, se establece el nuevo modelo de universo: un sistema heliocéntrico con órbitas elípticas que siguen las dos primeras leyes de Kepler, y a las distancias correctas del Sol fijadas por la tercera ley que las relaciona con los periodos de revolución (giro) alrededor del Sol. Para no extendernos más, dejamos link para consultar con más detalle las leyes de Kepler.
Galileo, ya en edad avanzada, fue sometido a un duro proceso inquisitorial acusado de herejía por defender el heliocentrismo. Fue obligado a abjurar su doctrina, tristemente, se vio obligado a retractarse de sus afirmaciones e investigaciones. Sin embargo, cuenta la leyenda que en ese momento Galileo murmuró “Eppur si muove” -“Y sin embargo se mueve”- señalando con el pie el suelo que pisaba.
Leyenda o no está claro que las acusaciones vertidas sobre Galileo demuestran la ruptura definitiva entre ciencia y religión y la victoria de la razón frente al oscurantismo medieval.
Newton, el fin de toda disputa
Nacido en 1642, mismo año en que fallecía Galileo, Newton es, casi con seguridad, el mayor científico de todos los tiempos. Con él culmina la revolución científica iniciada por Copérnico.
“Si he visto más lejos que otros hombres es porque me he subido sobre los hombros de muchos gigantes”. Isaac Newton.
Las investigaciones de Galileo y Kepler, llevan a Newton a desarrollar los principios fundamentales de la dinámica para después enunciar su famosa ley de gravitación universal. Veamos cómo llega hasta ella:
Sirviéndose del segundo principio de la dinámica, Newton averiguó que el movimiento de los planetas se explicaba debido a aceleraciones producidas por fuerzas entre ellos. De esta forma, las órbitas descritas por los planetas del sistema solar alrededor del Sol serían debidas a la atracción solar sobre dichos planetas. Así, deduce que cada fuerza tenía que ser inversamente proporcional al cuadrado de la distancia de cada planeta al Sol y directamente proporcional al producto de sus masas gravitatorias.
Comprobó Newton que esta ley podía también explicar la caída de cuerpos sobre la Tierra, obteniendo el valor correcto de la aceleración de la gravedad. Llegó a la conclusión de que su ley de la gravitación era de validez universal.
Resultaba, pues, que los mismos principios que funcionan en nuestro planeta valían también para los cuerpos celestes. Llegaba la estocada definitiva a las concepciones aristotélicas sobre el cosmos. Así culmina la revolución científica. La nueva concepción del universo ya no volvería a ser discutida. Sin embargo, Newton no alcanzó a dar todas las respuestas. Habría que esperar hasta Einstein y su teoría de la relatividad en 1916… pero esto es otra historia…
Se conoce por Revolución Científica el periodo que abarca principalmente los siglos XVI y XVII durante el cual se establecen los fundamentos de la ciencia moderna.
Dado que esta Revolución ocupa casi tres siglos e intervienen en ella muchos agentes y teorías -no sólo científicas- nosotros nos vamos a centrar en dos temas fundamentales para el momento, que quizá son algo olvidados: la astronomía y la medicina. Dividimos en dos partes este artículo sobre la Revolución Científica en la modernidad para poder desgranar de mejor modo los puntos tan importantes que sucedieron.
Actores y actuaciones
Copérnico y el heliocentrismo:
Una de las claves de la Revolución Científica es el abandono de la visión cosmogónica en la que la Tierra ocupaba el centro del Universo –geocentrismo apoyado por Ptolomeo- por una en la que los planetas se mueven en torno al Sol –sistema heliocéntrico-. Idea que, aunque también habían considerado algunos antiguos, como Astiarco o Hypatia, fue introducida con detalle por Nicolás Copérnico en el siglo XVI.
¿Dónde encontramos los antecedentes a la teoría de Copérnico? La concepción aristotélica del cosmos fue la principal fuente y punto de apoyo para la práctica astronómica precopernicana. Si bien la ciencia jugó un importante papel a finales de la Edad Media, no debe olvidarse que las fuerzas intelectuales dominantes eran teológicas. Sin embargo, las críticas a la obra de Aristóteles ofrecieron unas alternativas importantes en la preparación del camino de Copérnico. Para sus contemporáneos, la astronomía era un campo prácticamente nuevo, que fue elaborado en un clima intelectual y social muy distinto del que hasta entonces se habían enmarcado los estudios astronómicos.
Con todo, en 1512 Copérnico escribió “De hypotesibus coelestium a se constituis Commentariolus” donde ofrece los principios de la nueva astronomía. Los dos ejes centrales sobre los que giraba su teoría heliocentrista eran, en primer lugar, colocar al Sol, inmóvil, en el centro del Universo y, en segundo lugar, hacer de la Tierra un planeta más que gira en torno al Sol. Así, el nuevo universo de Copérnico quedaría construido alrededor de un sol central.
Ya Hypatia de Alejandría en el siglo IV d.C. mantuvo esta tesis heliocentrista frente a la teoría geocéntrica de Ptolomeo. La relevancia de este hecho es que parece muy posible que Copérnico leyese estos trabajos de Hypatia cuando estuvo en Florencia estudiando la obra de Ptolomeo, ya que el único ejemplar que se conservaba estaba en la biblioteca de los Médicis en dicha ciudad. Es decir, podríamos decir que la obra de Hypatia podría haber tenido una influencia directa en Copérnico y por ende en la Revolución Científica en el Renacimiento.
La revolución copernicana es considerada por los estudiosos una transformación del concepto del universo que tenía el hombre hasta aquel momento. Pero esa revolución no se limita solamente a una reforma astronómica, sino que con su publicación “The Revolution obus” se produjeron enseguida una serie de cambios radicales en la forma de comprender la naturaleza por parte del hombre, innovaciones que culminaron un siglo más tarde con Newton y su concepto del universo.
Copérnico vivió y trabajó en un periodo caracterizado por rápidos cambios de orden político, económico e intelectual que prepararían las bases de la moderna civilización europea y americana. Se convirtió en un foco de las apasionadas controversias religiosas, filosóficas y sociales.
Galileo Galilei, padre de la ciencia, eppur si muove
Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas y la primera ley del movimiento. Galileo empleó por vez primera experimentos cuantitativos con resultados analizados matemáticamente. No existía tradición alguna de métodos similares: el gran experimentador que precedía inmediatamente a Galileo, William Gilbert, no usaba un aproximamiento cuantitativo. Por todo ello, ha sido considerado como el padre de la astronomía moderna, el padre de la física moderna y el padre de la ciencia.
El empleo del telescopio por primera vez le valió para confirmar, apoyar y desarrollar la teoría heliocentrista de Copérnico. Así, descubre la rotación del Sol, en contradicción a lo expuesto por Aristóteles. Observa, además, que Venus tiene fases, como la Luna, y la forma en que aparecían las fases sólo se podía explicar desde el modelo de Copérnico.
“Doy gracias a Dios, que ha tenido a bien hacerme el primero en observar las maravillas ocultas a los siglos pasados. Me he cerciorado de que la Luna es un cuerpo semejante a la Tierra… He contemplado una multitud de estrellas fijas que nunca antes se observaron… Pero la mayor maravilla de todas ellas es el descubrimiento de cuatro nuevos planetas (cuatro satélites de Júpiter)”. Galileo Galilei.
Así, con las aportaciones de Kepler y Galileo, se establece el nuevo modelo de universo: un sistema heliocéntrico con órbitas elípticas que siguen las dos primeras leyes de Kepler, y a las distancias correctas del Sol fijadas por la tercera ley que las relaciona con los periodos de revolución (giro) alrededor del Sol. Para no extendernos más, dejamos link para consultar con más detalle las leyes de Kepler.
Galileo, ya en edad avanzada, fue sometido a un duro proceso inquisitorial acusado de herejía por defender el heliocentrismo. Fue obligado a abjurar su doctrina, tristemente, se vio obligado a retractarse de sus afirmaciones e investigaciones. Sin embargo, cuenta la leyenda que en ese momento Galileo murmuró “Eppur si muove” -“Y sin embargo se mueve”- señalando con el pie el suelo que pisaba.
Leyenda o no está claro que las acusaciones vertidas sobre Galileo demuestran la ruptura definitiva entre ciencia y religión y la victoria de la razón frente al oscurantismo medieval.
Newton, el fin de toda disputa
Nacido en 1642, mismo año en que fallecía Galileo, Newton es, casi con seguridad, el mayor científico de todos los tiempos. Con él culmina la revolución científica iniciada por Copérnico.
“Si he visto más lejos que otros hombres es porque me he subido sobre los hombros de muchos gigantes”. Isaac Newton.
Las investigaciones de Galileo y Kepler, llevan a Newton a desarrollar los principios fundamentales de la dinámica para después enunciar su famosa ley de gravitación universal. Veamos cómo llega hasta ella:
Sirviéndose del segundo principio de la dinámica, Newton averiguó que el movimiento de los planetas se explicaba debido a aceleraciones producidas por fuerzas entre ellos. De esta forma, las órbitas descritas por los planetas del sistema solar alrededor del Sol serían debidas a la atracción solar sobre dichos planetas. Así, deduce que cada fuerza tenía que ser inversamente proporcional al cuadrado de la distancia de cada planeta al Sol y directamente proporcional al producto de sus masas gravitatorias.
Comprobó Newton que esta ley podía también explicar la caída de cuerpos sobre la Tierra, obteniendo el valor correcto de la aceleración de la gravedad. Llegó a la conclusión de que su ley de la gravitación era de validez universal.
Resultaba, pues, que los mismos principios que funcionan en nuestro planeta valían también para los cuerpos celestes. Llegaba la estocada definitiva a las concepciones aristotélicas sobre el cosmos. Así culmina la revolución científica. La nueva concepción del universo ya no volvería a ser discutida. Sin embargo, Newton no alcanzó a dar todas las respuestas. Habría que esperar hasta Einstein y su teoría de la relatividad en 1916… pero esto es otra historia…
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