Tomar decisiones siempre ha sido complicado. Está quién las toma rápido, sin pensar. Quién se pasa de reflexivo y, en medio, un sinfín de opciones que nos llevan a tomar la decisión adecuada o al menos eso esperamos. En un mundo en el que la inmediatez es un requerimiento y no una opción, tomar decisiones de un modo eficaz y acertado en un corto periodo de tiempo, se convierte en una competencia básica que debemos adquirir desde pequeños.
A lo largo de su vida académica, nuestros/as jóvenes deberán tomar decisiones cruciales para su futuro y una de las primeras es: ciencias, letras o arte. Difícil decisión. Esto marcará el futuro de nuestros hijos e hijas porque, muy probablemente, de su decisión dependerá el trabajo que realizarán a lo largo de su vida.
Como en muchas ocasiones, existen tópicos en la educación. La opción de letras puras siempre se ha asociado a personas bohemias, dispersas y con salidas laborales dudosas pero, los/as que escogen tecnología… ¡esos/as sí que saben! Son los/las buenos/as, los/as listos/as y los/as que se ganarán mejor la vida. Son los/as típicos/as empollones. Como es obvio estos tópicos son generalidades que se deben romper y un buen lugar donde hacerlo son los colegios. Los tópicos nunca son buenos ya que pueden llegar a encasillar a gente y frustrar sueños pero también es cierto que, desde nuestra experiencia, los grupos de tecnología están mayoritariamente formados por chicos.
¿Dónde se esconden las chicas?
En el siglo XXI la tecnología, en todas sus vertientes, sigue contando con pocas chicas adeptas y eso que la historia de la ciencia está repleta de mujeres que fueron claves para la evolución científica. Podemos encontrarnos con Jane Goodall, de las personas más influyentes en el mundo de la etología, Rosalind Elsie Franklin, fundamental en la compresión de la estructura del ADN, Marie Curie, sin ella la radiaoctividad estaría todavía en pañales… Hay muchos más ejemplos que mencionar.
Parece raro que en la era de la tecnología las chicas no se sientan partícipes de esta nueva etapa. ¿Qué especie de tabú absurdo existe aún en nuestras cabezas? Nos consta que muchos institutos hacen esfuerzos para motivar a sus alumnas y animarlas a que se decanten por las ciencias, más allá de la biología o las ciencias ambientales. Si bien del total de estudiantes universitarios la mayoría son chicas, en carreras como ingeniería y arquitectura la cifra de hombres es más elevada que la de mujeres.
Durante el curso 2014/2015 más de un 74,2% de estudiantes de los grados de arquitectura e ingeniería eran hombres, frente a un 26.8% de mujeres matriculadas. En cualquier otro tipo de grados los números están más equilibrados. También encontramos situaciones contrarias siendo especialmente destacable el 70% de mujeres que escogen ciencias de la salud, frente al 30% de hombres (datos de la publicación “datos y cifras del sistema universitario español. Curso 2015/2016”.Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.).
Hagamos un ejercicio de perspectiva
Sólo un 8% de las alumnas de 15 años muestra interés por estudiar una carrera STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas). Eso significa que este problema viene de lejos. Y en Endesa Educa somos testigos. Como nuestros lectores bien sabéis, una de nuestras actividades estrella es la visita la Central Térmica de Ciclo Combinado del Besós (Barcelona). La mayoría de grupos que participan en esta actividad son de bachillerato, eminentemente tecnológico, módulos de grado superior, cursos de especialización, etc… y estos grupos suelen tener una característica en común… la ausencia de chicas.
Diversos estudios señalan que estamos delante de una cuestión de perjuicios. La idea de que las niñas/chicas/mujeres son poco aptas para las matemáticas y la tecnología en general parece, aún, muy extendida. Y también muchos estudios demuestran que esta idea no es cierta. Empezábamos este artículo hablando de los perjuicios que aún existen en la elección de una opción u otra en bachillerato.
Son estereotipos que aún están fuertemente arraigados y que, simplemente se basan en la generalización. Todos debemos reflexionar sobre esto y, si es necesario, realizar propuestas educativas que potencien el acceso de todos los/as alumnos/as a cualquier tipo de enseñanza.
Tomar decisiones siempre ha sido complicado. Está quién las toma rápido, sin pensar. Quién se pasa de reflexivo y, en medio, un sinfín de opciones que nos llevan a tomar la decisión adecuada o al menos eso esperamos. En un mundo en el que la inmediatez es un requerimiento y no una opción, tomar decisiones de un modo eficaz y acertado en un corto periodo de tiempo, se convierte en una competencia básica que debemos adquirir desde pequeños.
A lo largo de su vida académica, nuestros/as jóvenes deberán tomar decisiones cruciales para su futuro y una de las primeras es: ciencias, letras o arte. Difícil decisión. Esto marcará el futuro de nuestros hijos e hijas porque, muy probablemente, de su decisión dependerá el trabajo que realizarán a lo largo de su vida.
Como en muchas ocasiones, existen tópicos en la educación. La opción de letras puras siempre se ha asociado a personas bohemias, dispersas y con salidas laborales dudosas pero, los/as que escogen tecnología… ¡esos/as sí que saben! Son los/las buenos/as, los/as listos/as y los/as que se ganarán mejor la vida. Son los/as típicos/as empollones. Como es obvio estos tópicos son generalidades que se deben romper y un buen lugar donde hacerlo son los colegios. Los tópicos nunca son buenos ya que pueden llegar a encasillar a gente y frustrar sueños pero también es cierto que, desde nuestra experiencia, los grupos de tecnología están mayoritariamente formados por chicos.
¿Dónde se esconden las chicas?
En el siglo XXI la tecnología, en todas sus vertientes, sigue contando con pocas chicas adeptas y eso que la historia de la ciencia está repleta de mujeres que fueron claves para la evolución científica. Podemos encontrarnos con Jane Goodall, de las personas más influyentes en el mundo de la etología, Rosalind Elsie Franklin, fundamental en la compresión de la estructura del ADN, Marie Curie, sin ella la radiaoctividad estaría todavía en pañales… Hay muchos más ejemplos que mencionar.
Parece raro que en la era de la tecnología las chicas no se sientan partícipes de esta nueva etapa. ¿Qué especie de tabú absurdo existe aún en nuestras cabezas? Nos consta que muchos institutos hacen esfuerzos para motivar a sus alumnas y animarlas a que se decanten por las ciencias, más allá de la biología o las ciencias ambientales. Si bien del total de estudiantes universitarios la mayoría son chicas, en carreras como ingeniería y arquitectura la cifra de hombres es más elevada que la de mujeres.
Durante el curso 2014/2015 más de un 74,2% de estudiantes de los grados de arquitectura e ingeniería eran hombres, frente a un 26.8% de mujeres matriculadas. En cualquier otro tipo de grados los números están más equilibrados. También encontramos situaciones contrarias siendo especialmente destacable el 70% de mujeres que escogen ciencias de la salud, frente al 30% de hombres (datos de la publicación “datos y cifras del sistema universitario español. Curso 2015/2016”.Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.).
Hagamos un ejercicio de perspectiva
Sólo un 8% de las alumnas de 15 años muestra interés por estudiar una carrera STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas). Eso significa que este problema viene de lejos. Y en Endesa Educa somos testigos. Como nuestros lectores bien sabéis, una de nuestras actividades estrella es la visita la Central Térmica de Ciclo Combinado del Besós (Barcelona). La mayoría de grupos que participan en esta actividad son de bachillerato, eminentemente tecnológico, módulos de grado superior, cursos de especialización, etc… y estos grupos suelen tener una característica en común… la ausencia de chicas.
Diversos estudios señalan que estamos delante de una cuestión de perjuicios. La idea de que las niñas/chicas/mujeres son poco aptas para las matemáticas y la tecnología en general parece, aún, muy extendida. Y también muchos estudios demuestran que esta idea no es cierta. Empezábamos este artículo hablando de los perjuicios que aún existen en la elección de una opción u otra en bachillerato.
Son estereotipos que aún están fuertemente arraigados y que, simplemente se basan en la generalización. Todos debemos reflexionar sobre esto y, si es necesario, realizar propuestas educativas que potencien el acceso de todos los/as alumnos/as a cualquier tipo de enseñanza.
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